Tiene 28 años, nació en Lorica (Córdoba) y llegó este año para reforzar al equipo escarlata, procedente de Nacional. Se lució en el hasta ahora partido más importante del equipo y va por más.
Hace
solo cuatro años Katherine Tapia ejercía ese oficio, como agente del Esmad. Lo
más cerca que estaba de las canchas era cuando escoltaba el bus de Atlético
Nacional rumbo al estadio. Pero otra idea tenía en su cabeza.
Sin
embargo, cuando comenzó en el fútbol, esa no era su posición. Llegó a Bogotá en
2012 para jugar en el club Gol Star, luego de que Ricardo Rozo, extécnico de la
Selección Colombia, hiciera un viaje por varias ciudades de la Costa Atlántica
buscando jugadoras.
Ya
trabajando en Gol Star, el entrenador de arqueros de ese club, Diego Rodríguez,
la motivó para ir al arco. “Yo trabajaba a las arqueras del club. El día
que la conocí la saludé, le dí la mano y me doy cuenta de que tenía unas manos
grandes para el promedio. Le dije: ‘usted no es central, usted tiene que ser
arquera’”, declaró Rodríguez.
Hoy
todo el continente habla de esta portera que con sus voladas atajó dos penaltis
y llevó a su equipo a la final. Lo hizo con destreza, con reflejos.